Sunday, September 03, 2017

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Propuestas para fortalecer el Ajedrez Femenino

Damaris Abarca nos invita a repensar y reflexionar sobre las problemáticas de género en el mundo del ajedrez a la vez que nos propone una serie de sugerencias para fomentar el ajedrez femenino.
Foto de Natalia Barahona.
por Damaris Abarca
En la comunidad de chess24 el número de mujeres no alcanza el 10% del total de los usuarios. Fuera de nuestra comunidad virtual, la realidad es similar. No se trata solo de cantidad sino de la calidad de las iniciativas para que esto cambie. Comencé pensando en las acciones que no incentivan ni promocionan el ajedrez femenino e hice esta lista:
No ayuda
1.      Estereotipar.
2.      Creer que los hombres reivindicarán espacios que le corresponden a las mujeres.
3.      Fomentar prácticas androcéntricas.
4.      Priorizar beneficios y perspectivas individuales
5.      Paternalismo
6.      No consultar a las propias implicadas antes de trabajar en las soluciones
7.      Replicar prejuicios machistas.
8.      Comportarse inapropiadamente (acosar, denigrar, insultar) con las mujeres que están inmiscuidas en el mundo del ajedrez
No obstante, estamos cansados de que nos digan siempre lo que no debemos hacer, y quedarnos en ese espacio vacío sin saber con que podemos efectivamente, y con buenas intenciones, aportar.
A continuación, hago un listado de sugerencias y análisis que pueden ayudar a contribuir verdadera y conscientemente en apoyar y fomentar al desarrollo del ajedrez femenino sin caer en reproducir prácticas machistas y vergonzosas en el intento.
Sí ayuda
1.      Desestereotipar. En algún momento a muchas de nosotras nos han expresado opiniones respecto a nuestra apariencia, o nos hemos sentido menospreciadas porque escuchamos comentarios que ponen a la mujer como un contrincante inferior por el simple hecho de ser mujer. ¿No se han puesto a pensar que, si quisiéramos saber vuestra opinión respecto a nuestro cuerpo y aspecto les preguntaríamos? Por otra parte, ya debería estar zanjado que tenemos las mismas capacidades intelectuales. Ni somos más cobardes, ni nos aburre pensar. Porque cada hombre y cada mujer son un espacio único y especial. Respetemos la integridad de cada cual. Dejemos de reproducir tópicos basados en que la mujer se revalida por ser bella, o por ser sexy, o por sentirse deseada. Las mujeres jugamos al ajedrez porque nos apasiona el deporte, el arte de calcular y crear en el tablero. Porque somos iguales que los hombres, ni más bellas, ni más tontas.


2.      Respetar los espacios de las mujeres ajedrecistas sin cuestionamientos, juicios ni reproches. Porque las reivindicaciones de las mujeres deben ser alcanzadas por nosotras mismas. Evidentemente, valoramos todos los esfuerzos, iniciativas, palabras y acciones que vayan en pos de potenciar, fomentar y fortalecer al ajedrez entre las mujeres, independientemente de quien las ponga en marcha. Sin embargo, respetar instancias en que las propias mujeres ajedrecistas planteemos, diseñemos y propongamos cambios que creamos necesarios, es algo que debe ocurrir. Espacios libres de miradas ajenas, de imposiciones arbitrarias y de exigencias parciales.
3.      Dejar de fomentar prácticas androcéntricas. Una cosmovisión silenciosamente peligrosa es el androcentrismo, creer que el hombre (entendiendo a hombre como la especia humana de sexo masculino) es la medida de todas las cosas.




En el ajedrez lo escuchamos también. Como cuando un hombre alega con euforia: ¿Por qué hay premio a mejor dama y no a mejor hombre? O ¿por qué hay torneos femeninos, si los absolutos son para todo competidor? Interrogantes que siempre se ponen así mismos como los perjudicados o afectados. No tomando consciencia de que se otorgan estímulos extras a las mujeres para fomentar su mayor participación, o que los torneos femeninos pueden ser una instancia de reunión entre pares que permitan aunar fuerzas y experiencias que les permitan fortalecer su camino en la competición. Cuando siempre estás pensando las cosas desde lo que puede afectarte a ti, o puede damnificar de alguna manera tus intereses, hombre, estás cayendo en el androcentrismo. En pensar que el mundo gira en torno a ti. Te vuelves incapaz de empatizar con las problemáticas de los otros, y en este caso, de entender que las mujeres somos menos en el mundo del ajedrez,  y que será un largo camino el que debamos recorrer para avanzar en un mundo justo tanto dentro como fuera del tablero.
4.      Evolucionar desde una visión individualista y sesgada a una nueva perspectiva comunitaria, abierta e integradora.
Personalmente, y dejando de lado las construcciones basadas en aspectos biologicistas, sino más bien aferrándome a las ideas que he reunido a través de experiencias de colegas, hermanas, compañeras y amigas, es que desde siempre las propuestas de las mujeres están   basadas en lo colectivo. No hostiguemos a niñas y jóvenes con nuestras propias expectativas basadas en la competición irracional. Es decir, que el ajedrez no es sólo parte de la hermosa competencia limpia que nos lleva a pulir una virtud. Sino que, puede ser, además, una hermosa herramienta social, terapéutica, o simplemente lo que cada una(o) quiera que sea. Demos el espacio a que diversas visiones envuelvan al ajedrez. Por supuesto, que mientras más niñas y jóvenes se acerquen al mundo del ajedrez, mayores serán las probabilidades de que alguna se interese por la competencia profesional. Invitemos a las mujeres, sin ataduras, a que conozcan al ajedrez como un instrumento que pueden usar como ellas quieran. Como lo que es, un regalo que cada uno debe decidir como disfrutar.
5.      Consultar a las implicadas si las propuestas les parecen apropiadas, justas y convenientes. El ajedrez femenino tiene un camino largo para poder situarse en las mismas condiciones que los hombres. Pero esa ruta no debe ser cimentada por hombres que actúen paternalistamente y sin consultar a las verdaderas protagonistas como visualizan y esperan el camino. Primero, porque el paternalismo paraliza y anula a quien se encuentra bajo su protección. Y segundo, porque no podemos pretender pedirle a un herrero que le explique al panadero cuanta levadura ponerle al pan. ¿Quiénes mejor que nosotras para saber qué y cómo queremos ser y hacer con el ajedrez? En este sentido, hay dos tareas. Primero, que más mujeres que ya estamos insertas en el ambiente propongamos y accionemos con el propósito de fomentar el ajedrez femenino. Segundo, que tanto personas naturales o instituciones que ponen en marcha iniciativas que busquen potenciar al ajedrez femenino escuchen lo que las verdaderas protagonistas quieran decir.
6.      Alejar prejuicios machistas de las 64 casillas. Mi recomendación es que nos veamos como iguales frente al tablero. Todos tenemos a alguna mujer a la que amamos cerca nuestro, y a nadie le gustaría que, si ella decide acercarse al ajedrez, pase por situaciones desagradables o que reciba comentarios prejuiciosos. Si sabes que te cuesta soltar esa herencia machista tan arraigada en nuestra sociedad, entonces es menester trabajar en uno mismo, en eliminar prejuicios, leer, educarte, pedir ayuda si es necesario. Para que no sea lo natural escuchar que el ajedrez es machista, sino todo lo contrario. Respetar a todas las mujeres que habitan de algún modo el mundo del ajedrez. Desde las propias jugadoras, hasta árbitras, entrenadoras, apoderadas, etc.

Respetar, valorar, acoger, integrar.



WFM Damaris Abarca

Damaris, además de haber sido tres veces campeona de Chile y haber participado en cuatro Olimpiadas, tiene experiencia como conferenciante, monitora y arbitra. Con estudios en filosofía y leyes, cofundadora de la ONG Mañke Sayen y la Asociación Femenina de Ajedrecistas chilenas, Damaris trabaja por crear una sociedad más igualitaria.

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